Creo que una de las personas que más libros me han recomendado, ha sido el señor Jorge Luis Borges. Me parece que sigo a los autores que menciona este hombre con un propósito: el de comprender mejor a este enorme escritor de principios del siglo XX.
Siempre me sorprendió su percepción del mundo y su vastedad de conocimientos. Él mismo lo dijo e alguna entrevista: “Más que un buen escritor, soy un buen lector” y eso se nota cada vez que uno abre uno de sus textos. Yo leo y releo sus cuentos, encontrándome cada vez mayores relaciones entre él y sus lecturas.
Si en efecto, como muchos lo dicen, la escritura es antes que todo un fenómeno autobiográfico, tendríamos que imaginar a este porteño siempre pegado a un libro, y sobre todo, pegado a los clásicos, más que a sus contemporáneos.
Con Borges es con el único que me ha pasado. Tal vez un poco con Eco, pero en esencia, es con el argentino. Creo que Jorge Luis era mucho más impenetrable que el segundo. Cuando uno lee a Eco, se encuentra con parte de su juventud, de su niñez, ahí, visible y a flor de página, pero con Borges no. Cuando uno lee a Borges, encuentra citas a otros autores, no reminiscencias, ni cuentos de niño. Ni La Intrusa, ni Funes el Memorioso, Ni Tlön, Uqbar et Orbis, ni Las Ruinas Circulares nos hacen pensar en el niño que viajó desde muy pequeño y que recibió herencia germana, inglesa, gaélica, sudamericana, y no sé cuántas más. Por eso es que son difíciles de comprender sus textos: porque arrastra una maleta muy pesada no es un saco de ideas o vivencias, sino un baúl de libros.
Hoy, a punto de terminar “El Candor del Padre Brown” de Chesterton, mientras leía el penúltimo cuento de la edición que tengo a la vista, “El signo de la espada rota”, me encontré con una historia que me pareció muy similar al “Tema del Traidor y del Héroe” (en que un líder se traiciona a sí mismo y para no hacer que el movimiento fracase planta su propio asesinato, pero dejando huella para que el investigador del futuro lo sepa), pues St Clare, el personaje traiciona a su propio ejército, y al ser descubierto se lanza en una batalla que sabe perdida de antemano con el objeto de ser muerto… y termina capturado, pero después asesinado, lo que hace que le rindan honores y años después venga el padre Brown a descubrir la farsa.
Al concluir la lectura me fui de inmediato al “Ficcionario" y cuando inicié la lectura me encuentro con que el cuento del “Tema del Traidor y del Héroe” comienza con un “Bajo el notorio influjo de Chesterton…” Respiré.
Respiré porque había encontrado una más de las pistas que me han llevado a Borges, el humano. Y reí. Reí porque hace unos meses, una persona me dijo que uno de mis cuentos tenía demasiada cercanía con uno de Borges. Recuerdo que sostuvimos, en ese entonces, una buena discusión electrónica que terminó por dejarse en paz por falta de acuerdos. Yo alegaba intertextualidad e influencia, mientras el acusaba plagio.
Pero plagio es tomar los textos de otros y decir que son tuyos, mientras que lo mío, era simple influencia. Dejo ese argumento por si nos volvemos a cruzar.
Allende de eso, me encantaría tomar un par de cosas que me gustaron del británico Chesterton.
a. Esa reflexión en el cuento de “El hombre invisible”: Cuando te preguntan con quién estás, y respondes que solo, cuando en realidad muchas veces estás rodeado de gente, es por que “no hay nadie de aquellos en que uno piensa”, es decir que estás con gente con la que siempre estás, o no con la gente que los otros esperan que estés… ejemplo: estás en la casa con la persona que te hace el aseo y te preguntan ¿con quién estás? Sueles responder –Solo- aunque en verdad no lo estés: la gente del aseo está ahí, pero no “contigo”. Ese es el argumento que utiliza para probar la existencia de un hombre “invisible”, al que nadie vio: el cartero. (De "El Hombre Invisible")
b. Una descripción muy bella que hace de Escocia: “…en aquel paisaje flotaba, efecto, una de esas nubes de orgullo y locura y misteriosa aflicción que caen con mayor pesadez sobre las nobles casas escocesas que sobre ninguna otra morada de los hijos del hombre. Porque Escocia padece una doble dosis del veneno llamada herencia: la tradición aristocrática de la sangre y la tradición calvinista del destino. (en “El honor de Israel Glow”)
c. Otra descripción del gótico “las líneas del edificio gótico se hundían en el vacío con una agilidad vertiginosa y suicida… en la arquitectura de la Edad Media hay una energía titánica que, bajo cualquier aspecto que se la vea, siempre parece precipitarse como un caballo furioso… aquella iglesia… cuando se le contemplaba desde abajo parecía saltar hasta las estrellas como una fuente; y cuando se le contemplaba desde arriba, caía como una catarata en un foso sin ecos.. se encontraban solos frente al espectro más terrible del gótico: la contracción y desproporción monstruosas las perspectivas vertiginosas, el vislumbre de la grandeza des las cosas pequeñas y la pequeñez de las grandes…” (de “El Martillo de Dios” )
d. “Cuando sólo contaba con noticias tan vagas, Valentin solía tomar un camino y un método que le eran propios. En casos como éste, Valentin se dejaba llevar por lo imprevisto. En casos como éste, cuando no era posible seguir un proceso racional, seguía fría y cuidadosamente un proceso irracional: en vez de ir a los lugares más indicados… asistía a los menos indicados… Y defendía muy lógicamente este procedimiento absurdo. Decía que, de haber tenido algún vislumbre, nada hubiera sido peor que aquello; pero, a falta de toda noticia, decía que era lo mejor, porque había al menos posibilidades de que la misma extravagancia que llamaba la atención del perseguidor hubiera impresionado antes al perseguido.” (De La Cruz Azul)
e. “Se decía con razón que su cerebro de detective era tan bueno como el del criminal, pero también se bada cuenta de su propia desventaja: ‘El criminal es el artista creador –pensó con una amarga sonrisa-, mientras el detective es sólo el crítico.’” (De La Cruz Azul)
No comments:
Post a Comment