[Reflexiones] Sólo los niños bastarían. (Viaje a Venezuela y sobre la mágica mente infantil)


En cada loco hay por lo menos un sueño
Ser amado era el ideal de Sebastian
Con papel, lata, carton y mucho empeño
Comenzo su plan
Por amor alucinado, implacable
Fue creando la más grande super nave espacial
Para irse con su novia
De nuestro barrio de mierda
Hacia el mundo sideral

(Sólo las estrellas bastarán / Rubén Baldes)





Estos días han tenido novedades, cambios, situaciones, broncas, dilemas... nada nuevo comparado con los tuyos, ¿no? Yo dejé la seguridad de la ciudad de Lima el día 25 de febrero y me fui, como siempre. Salí rumbo a Caracas, Venezuela, y de ahí me moví hacia el interior del país. Aún no he digerido todo lo que escuché acerca de la política y no me atrevería a dar mi opinión personal de lo que sucede sino hasta dejar que las ideas, que ya dejé en una barrica para hacer que maduren un poco, se hagan viejas y depositen sus sedimentos en el fondo: sólo así diré lo que opino.

Es cierto que el país es uno más de latinoamerica, hecho de sueños y soñadores, de órdenes y desórdenes, de caos y furia, de emotividades y desaciertos... (aún no está en tiempos de reflexión el artículo de este mes, pero no dees de consultarlo en unos días), pero también es cierto que la hospitalidad de los que habitamos este continente es sin igual.

Fui recibido con toda gentileza, con toda amabilidad... pero enfin, no romanticemos.

No contaré en este post los sitios que he visitado, ni hablaré de todas las personas que he conocido, ni pondré todas las fotos. Esta vez trataré de dosificar un poco para no aburrir ni egolatrizar más de lo que ya está este blog.

He de decir solamente que conocí a tres niños (bueno, dos más pequeños y una no tan niña) que me hicieron concluir que todos los niños nacen con una inteligencia sin igual, sublime y amplia, y que somos nosotros, los adultos, o ustedes, los padres, quienes hacemos que los niños se vuelvan más tontos...

Nuestra palabra favorita es "NO" La usamos a toda hora: no hagas porque te caes, no vayas porque te pierdes, no duermas porque te lo pierdes... y con ella, comenzamos a limitar el cerebro de los infantes: en lugar de presentar un jardín enorme en el que pueden correr bajo nuestra ayuda o vigilancia, les mostramos el enorme paisaje y lentamente le vamos pintando vallas, rejas, bosques oscuros, lagunas peligrosas, bardas infranqueables... hasta que los volvemos inútiles y dependientes del control remoto o de sus padres. (Y luego nos preguntamos porqué salieron tan tímidos).

No sé qué pensará el lector, pero creo que lo más increíble de la mente humana es precisamente la capacidad de inventar, de soñar. En los niños no está más desarrollada, sino más libre, en tanto que en el adulto se va cerrando, porque cada vez hay más puntos de comparación: mientras que el niño descubre, el adulto compara, contrasta y pierde la capacidad de imaginar porque ya tiene un esquema mental.

No se puede imaginar un animal de 10 ojos y 2 pies porque no corresponde a lo que ha visto; en cambio un niño, sin esos esquemas tan "cuadrados" lo puede pensar y no sólo eso, sino dibujar recrear y agregarle características... es cuando los adultos decimos "no, eso no existe" cuando comenzamos a quitarles la inteligencia.

Así que no hay niños más listos que otros, sino educadores más limitantes que otros...

Yo no sé si un pequeño sabe lo que es un barrio de mierda, o una nave para ir al espacio sideral, pero lo que sí sé es que los sentimientos no engañan, y que escucharlos cantar con tal delicadeza, preocupación, seriedad, y corazón, me hizo pensar que los chicos entienden mucho más de lo que pensamos, y que lejos de ser nosotros quienes les observan, son ellos los que nos ven actuar como adultos...

Dibuja una nave espacial:








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