[Reflexiones] Pedir una visa y ser maltratado: pasaporte al lado oscuro


Pasaporte al lado oscuro

Hace rato, cuando me vi en el mundo rico, de las oficinas, me dije que hay ocasiones en que quisiera volver al lado oscuro: buena vida, buen auto, buena moto, vida de burbuja, estatus económico; pasar puertas que se abren al brillo de un billete o al resplandor del reloj; obtener sonrisas que se adquieren con un buen perfume, un traje limpio…

Había, en la embajada del Ecuador en Colombia, en ese edificio brilloso y fulgurante “Fernando Mazuera“, algo de molesto y atrayente. Un aparato de seguridad digno de la embajada americana en Beirut, con toma de foto, captura de información personal: nombre, dirección, número de cédula, y con escaneo corporal completo: una máquina como la que usaban los cuatro fantásticos, aquella caricatura de los ochenta, para tele transportarse: un tubo largo de cristal en el que penetras con la ayuda de la tarjeta que te ha sido extendida luego de capturar tus datos, y que presentas a un lector óptico. El compartimiento vítreo te absorbe y te analiza por unos segundos, tras de lo que abre la puerta frontal y te da la bienvenida al edificio inteligente.


[Reseñas] Teatro: Cordelia de teatro en teatro

Cordelia de teatro en teatro.

Hace días que fui a ver por segunda vez una obra llamada “Cordelia de pueblo en pueblo”, una pieza sarcástica y deliciosa que cuenta las desventuras de un grupo de teatro ambulante, en un país que pudiera ser cualquiera, y sin embargo es único. Pucayu es el grupo que la presenta en el Perú, si bien el libreto original es de un argentino llamado Alberto Adellach, que en realidad se llamaba Carlos Creste (datos del mismo Pucayu), de la época de los sesentas.

Pero como todo en nuestro continente es de una perífrasis interminable, cualquiera pensaría que Adellach lo escribió hace un año y que nada ha cambiado cuando, en realidad, nada ha cambiado: seguimos viviendo bajo el dominio de una sarta de políticos que lo ignoran todo acerca del arte; continuamos viendo guerras, guerrillas, revoluciones y revolucioncillas por doquier; y los artistas siguen luchando por abrirse paso en la dureza de la vida: andando los caminos que controlan los salteadores y el vulgo empresarial que sólo piensa en caminos alfombrados de color verde y con la imagen de George Washington.


[Reseña] Children of Men, de Alfonso Cuarón. (Niños de hombres)



Para quien quiera más.. ahí está la galería con links sobre la película, pero antes de eso, les recomiendo leer lo mío, después ver la película y al final, si aún tienen ganas, ver lo que escribieron otros.

Hubo un día en que a Alfonso Cuarón se le ocurrió filmar esta película en la que a los humanos se les ha terminado el fino hilo de in-bestialidad que tenían (yo me pregunto porqué nos asustamos de que eso suceda en el año dos mil veintisiete, cuando en realidad lo vivimos todos los días: por ejemplo este domingo, la fuerza armada americana nos dio una demostración de estupidez, paseando un F-16 sobre el mar, destrozándonos los tímpanos, llenándonos de mierda la cabeza: "Miren, miren como nuestros aviones hacen más acrobacias que los del Cirque du Soleil", y se gastan en combustible el presupuesto de uno de los municipios de la ciudad, en un pájaro metálico que cuesta lo mismo que lo que gastamos en el programa "vaso de leche" en un año).